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12 marzo 2014

¡AVE CESAR¡

Martes, 11 marzo 2014

 

 
 
 
 
Carmelo Arribas

No es verdad que los legionarios de Emerita Augusta, de Metellinum, o de Castra Caecilia, cada vez que veían al César le pedían el AVE para la Lusitania. AVE CAESAR¡ Pero  aunque así hubiera sido, seguro que les hacía el mismo caso que hacen ahora las autoridades actuales. Resulta llamativo que algunos que se consideran “progres” o sea,  que están por el progreso, sean reacios a la implantación de nuevas infraestructuras, que no son  un privilegio, sino que sólo nos igualan a nuestro entorno, para nunca mejor dicho, “no perder el tren”. Lo primero que dicen, para negar la posibilidad de hacerlo,  y que constituye uno de los argumentos capitales, para no instalar las estaciones en lugares como Badajoz, Mérida o Cáceres, es que quizás no hubiera suficiente población como para hacerlo rentable, pero este razonamiento, se cae solo, porque, no tendremos AVE. No hay ni un solo metro de líneas electrificadas, con lo que parece ser, que no ha pasado, por la mente de los planificadores, tal posibilidad momentánea. Lo que sí habrá serán trenes de Alta Velocidad, pero de diesel, que nunca cogerán la misma velocidad. El argumento para oponerse a la llegada del AVE, es que según algunos, es un transporte “para ricos”, cuando aquí se precisaría una línea ferroviaria que diera servicio al “pueblo”, invirtiendo ese dinero en la remodelación de los trenes de cercanías. Pero quizás una cosa no impida la otra, sino al contrario. Trasladándolo a la situación actual de comunicaciones, negarse a crear una infraestructura ferroviaria moderna, es como si hubiéramos querido mantener los caminos, o las viejas carreteras, porque por ellas iban mejor los carros, en lugar de las autovías, que son para la gente que podía disponer de un coche. Yo sé poco de ferrocarriles, pero me he informado por quienes sí conocen bien el tema, y la verdad es que me han convencido. No se trata sólo de traer o no, el AVE, sino de renovar unas infraestructuras que estaban bien en el siglo pasado, pero que son, haciendo una comparación,  como las viejas carreteras, que quedaron obsoletas, y lo normal es que nadie ponga pegas a una autovía,  por la que pueden transitar, desde el señor mayor que lleva su coche a una velocidad, que a veces piensas que casi está aparcado, hasta el que le da una alegría a todos los rádares que le hacen más fotografías que le hicieron  el día de su boda.

 

Tener infraestructuras es tener riqueza. No hay que mirar hacia atrás en el tiempo para recordar  míticas ciudades, como Petra o Palmira, cuyo único mérito era estar en la ruta de las caravanas, y que una vez que estas cambiaron su ruta, desaparecieron. El otro día al volver de un viaje, me di cuenta  de la cantidad de camiones portugueses que iban o venían por la autovía. La salida de Portugal hacia España, puede hacerse por múltiples lugares por el norte o el sur, pero imagínense la riqueza que se le está produciendo a dos regiones, el País Vasco y Cataluña, que ostentan el monopolio de  salida de todas las mercancías que por tierra van o vienen de Europa y encima se quejan.  Fomentar unas infraestructuras ferroviarias que nos permitan no “perder  el tren” es imprescindible, ahorraría mucho tráfico de mercancías por carretera y  no acabaremos como Petra o Palmira, preciosas, pero perdidas en un desierto, y sin población.

 

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