DiariodeLeón.es

25 febrero 2014

GENTE DE AQUÍ | TRADICIONES Y GASTRONOMÍA

 
 

Un puchero a todo tren

Maquinistas, fogoneros y hosteleros del barrio Húmedo reparten doscientas raciones de potaje preparadas en diez ollas ferroviarias.

 

Uno de los participantes en la concentración de ollas ferroviarias comprueba el guiso. - jesús f. salvadores

Uno de los participantes en la concentración de ollas ferroviarias comprueba el guiso. - jesús f. salvadores

carmen Tapia | león 24/02/2014

Los amigos de las ollas ferroviarias no quieren perder este tren y se suben a un trayecto que se inicia este año en León capital, aunque Cistierna tiene una gran trayectoria, con vocación de recuperar una tradición que iniciaron los maquinistas y fogoneros leoneses en la década de los 30.

La plaza de San Martín olía ayer a tracción. El contenido de diez ollas hervía a fuego lento del carbón vegetal con 200 raciones de puchero, potajes de cocido, alubias, almejas y gambas o níscalos con costilla. «Todo se puede hacer en una olla ferroviaria, hasta el postre», asegura el maquinista Manuel Suárez. Un invento de los ferroviarios de la línea de vía estrecha León-Bilbao, 345 kilómetros imposibles de recorrer de un tirón sin llenar el estómago. «Había que comer caliente».

Los primeros pucheros, hace ochenta años, surgieron al vapor de las locomotoras. «Los ferroviarios comían e invitaban a muchas personas que viajaban en los trenes. Se pensaban raciones para cuatro pero comían muchos más». La ración reconstituyente para soportar 16 horas de trabajo —al mediodía garbanzos o alubias; para cenar, patatas con carne — se utiliza ahora para una fiesta. Las primeras ollas fueron hechas en los talleres del ferrocarril de La Robla a Cistierna y Balmaseda. Hoy en día hay artesanos que se dedican a fabricarlas por encargo y su precio oscila entre los 120 y los 200 euros, según el material. Las hay de latón y de chapa y el puchero interior es de porcelana o de barro. Alberto es ferroviario y uno de los pocos artesanos que quedan en León. «Muchos hacen la olla con barriles de cerveza o con botellas de butano. Hasta con una papelera de chapa. Tienen que ser materiales resistentes. Se hacía con lo que se tenía a mano».

La degustación de ayer se enmarca en las primeras jornadas de la cuchara organizadas por los hosteleros del barrio Húmedo. Su presidente, Ramón Benavides, asegura que es la primera piedra «pero habrá más ediciones, a todos nos gusta comer caliente en los meses de frío».

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