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23 abril 2018

Fomento culpa al maquinista del accidente de tren que dejó cuatro muertos en Pontevedra en 2016

 

La CIAF concluye que un despiste del conductor luso y el exceso de velocidad fueron el detonante del descarrilamiento

 
La locomotora del tren descarrilado en O Porriño. Ampliar foto La locomotora del tren descarrilado en O Porriño. Salvador Sas EFE

El informe de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) dependiente del Ministerio de Fomento, que también analizó el accidente de Angrois, acaba de emitir un informe con sus conclusiones para ser incorporado a las diligencias judiciales sobre el caso. En él, además de apuntar al fallo humano del maquinista portugués, de 50 años, con 21 años de experiencia profesional, admite que la falta de registros de audio y video en estos trenes impide constatar los motivos del “despiste”, por lo que los técnicos sugieren que los convoyes se equipen con estas tecnologías.

 

"La posible distracción es la única explicación verosímil que encaja con las circunstancias y que no ha quedado descartada, pero no ha podido ser demostrada de forma categórica", señala el dictamen de la CIAF. Por tanto, especula que en el instante en el que el tren se salió de la vía, el maquinista mantenía una conversación con el interventor, también fallecido.

 

Según la reconstrucción de los técnicos, el tren entró en el desvió a la altura de la localidad de O Porriño donde descarriló, a 110 km/h, incumpliendo la orden que le transmitía la señal verde-amarilla de que debía reducir la velocidad a 30 por hora, sin accionar el freno de emergencia pese a haber reconocido las señales ópticas y acústicas del sistema ASFA.

“La información disponible no permite identificar con precisión el motivo de tal incumplimiento, pero descartados posibles fallos del material rodante y de la señalización, los indicios apuntan a una falta de atención en la conducción”, concluye el informe de Fomento. Y añade que el maquinista pudo actuar de forma rutinaria, ya que este tren tenía paso directo por la estación de O Porriño, sin parada y sin desvío.

Este hecho “podría haber inducido de forma inconsciente una de conducción basada más en la rutina que en la atención a las señales”, inciden los expertos, por lo que sugieren actualizar el estudio de seguridad realizado por Renfe sobre los riesgos que podrían tener las vías españolas para los maquinistas portugueses y evitar rutinas en la circulación. En este contexto también se alude al hecho de que hasta 2014 los servicios del Tren Celta los prestaban un maquinista español y otro portugués. Pero un acuerdo entre Renfe y Comboios de Portugal (CP) para mejorar la eficiencia de la línea, permitió formar a los conductores lusos para que cubriesen la ruta internacional sin acompañamiento.

Ligado al servicio ferroviario entre Vigo y Oporto desde 2011, aquella mañana del 9 de septiembre de 2016 el maquinista empezaba su jornada después de unas vacaciones. La autopsia acreditó que no había consumido drogas ni alcohol. La víspera, los responsables de la infraestructura habían percibido un fallo de comunicación en Porriño, por lo que decidieron desviar el Tren Celta para "observar el comportamiento de los elementos del circuito".

Para alertar al maquinista se recurrió a una serie de señales incorporadas al sistema de seguridad ASFA que le advertían que debía reducir la marcha a 30 kilómetros por hora. "De los registros se deduce que el sistema recibió correctamente las indicaciones restrictivas de las balizas y que el maquinista las reconoció (mediante el pulsador) dentro del tiempo establecido de tres segundos, ya que en ningún momento llegó a activarse el freno de emergencia". Así, las pruebas realizadas por los técnicos han descartado fallos en la señalización y las vías presentaban un estado de conservación entre "bueno" y "dentro de la tolerancia”.

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