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21 diciembre 2016

Caos en la 'Y' y la línea de Feve entre Oviedo y Gijón en plena hora punta

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Las retenciones, de hasta siete kilómetros, duraron cerca de cinco horas. / DAMIÁN ARIENZA

  • Los conductores tardaron casi dos horas en llegar a la capital tras el atasco provocado por el vuelco de un camión cisterna cargado de leche

    • R. MUÑIZ

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    • OVIEDO

     

    El vuelco de un camión cisterna de Central Lechera Asturiana ayer a las 6.15 horas de la mañana en la 'Y' desencadenó un atasco de siete kilómetros que colapsó la circulación entre las dos principales ciudades de la región. Automovilistas que salieron de Gijón a las 8.30 no lograron alcanzar la capital hasta las 10.20.

    El accidente se produjo en la calzada de sentido a Oviedo, una vez pasado el nudo de Serín, concretamente en el kilómetro 12,9 de la autovía Ruta de la Plata (A-66). El conductor del camión perdió el control del vehículo, rebasando la segunda cisterna la barrera del lado izquierdo e invadiendo la mediana. Pese a lo aparatoso del incidente, se resolvió sin víctimas, aunque derramó leche y obligó a cortar dos de los tres carriles de ese tramo.

    Los agentes de la Guardia Civil dirigieron el tráfico por el único carril libre, el habitualmente reservado para los vehículos más lentos. En los paneles indicativos a la salida de Gijón y Avilés empezó a anunciarse la incidencia, ofreciendo a los conductores que recurrieran a la autovía AS-II para viajar hacia la capital.

     
     
    La empresa de trenes pierde un 9,6% de pasaje y tiene la mitad de clientes que en 2006

    El aviso y la labor de los agentes no impidió que la zona del accidente se convirtiera en un embudo para los vehículos provenientes de Gijón y Avilés, un tráfico muy voluminoso a esas horas de la mañana. Pronto los dos kilómetros anteriores de la A-66 se llenaron de vehículos, y luego el atasco se fue extendiendo más allá del nudo de Serín, ocupando cinco kilómetros de la autovía del Cantábrico (A-8).

    El colapso se prolongó durante cinco horas, el tiempo necesario para acondicionar el lugar para la entrada en acción de una grúa de gran tonelaje de Grúas La Tejera, que logró rescatar el camión desde la mediana.

    Siete frecuencias

    El transporte ferroviario alternativo también sufrió problemas. Feve logró iniciar sus servicios recuperando las circulaciones en Baiña-Collanzo, línea que quedó desasistida de ferrocarriles el lunes al averiarse las dos unidades diesel que cubren la zona. Sin embargo, a primera hora de la mañana se comprobó que uno de los trenes que comunican Gijón y Oviedo no estaba en condiciones, lo que impidió prestar siete frecuencias. Con las de ayer, son ya cuatro las jornadas en que Feve ha sufrido problemas desde el pasado viernes, con un saldo de cerca de sesenta servicios suprimidos. En ocasiones la empresa anticipa los problemas en su canal de información oficial de internet, aunque ayer no fue el caso.

    La compañía de ancho métrico sigue resintiéndose de la falta de inversiones en material móvil, vía, y los esfuerzos que está dedicando en prejubilar al personal, sin preparar un plan de reemplazo con garantías. Si a todo ello se suma una cartelera de frecuencias prácticamente inmóvil, que no se está adaptando a los cambios de población, el desequilibrio está servido. Hasta el 30 de noviembre, los trenes de Feve habían despachado 1,9 millones de títulos de viaje en cercanías, lo que supone un 9,6% menos que en 2015. La compañía cerrará el curso por debajo de los dos millones de viajeros en la división de cercanías, todo un récord para una sociedad que en 2006 movilizaba a 4,3 millones de usuarios.

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