Tres meses después del siniestro de O Porriño, numerosos interrogantes siguen rodeando a este accidente que, el pasado 9 de septiembre, provocó cuatro muertos y 48 heridos al descarrilar un tren Celta que fue llevado a una vía secundaria para comprobar si funcionaba un desvío que el día anterior había dado problemas al no detectarse la presencia de un tren. El convoy internacional entre Vigo y Oporto descarriló en el punto kilométrico 151,996 de la línea Vigo-Monforte al ir a una velocidad de 118 km/h por una vía desviada limitada a 30. Uno de los principales interrogantes es por qué el maquinista no redujo la velocidad -más bien aceleró- después de reconocer pulsando un botón la señal de precaución que le obligaba a bajar la marcha. Los investigadores ya han interrogado a maquinistas y plantean como opción una posible confusión con la señalización portuguesa. También se especula con que el maquinista y el interventor -ambos fallecidos- fueran juntos en cabina y eso influyera en el despiste.

El exceso de velocidad se plantea en la investigación judicial como primera causa del accidente. De forma secundaria influiría la decisión de los responsables de Circulación del ADIF de sacar a este tren de la vía principal para probar el desvío, algo que se hizo la víspera del accidente con otros tres trenes sin que se reprodujera el fallo que hizo saltar las alarmas, consistente en el que el sistema no detectaba un tren en el desvío con el consiguiente riesgo de colisión.

Una situación similar había provocado un accidente en Hernani el 17 de abril, cuando un tren de cercanías colisionó con otro de mercancías que estaba situado en vía desviada y su cola rebasaba el piquete del desvío. Este siniestro provocó cuatro heridos leves, pero generó una importante controversia entre los sindicatos y los responsables de seguridad. La señal debía estar en rojo, pero estaba en verde porque el sistema de seguridad no detectaba al tren estacionado. En su momento se relacionó este problema con la presencia de óxido en las vías, que impide que el sistema detecte la presencia del tren y, por tanto, avisar de que ese cantón está ocupado. Este problema se da en vías con bajo uso y, después del accidente de Hernani, se dio orden de pasar más trenes por vías secundarias para eliminar el óxido.

¿Fue esta la razón -la presencia de óxido- de que se desviara al tren Celta a una vía secundaria por la que nunca circula al no tener parada en la estación de O Porriño? Esta es una de las líneas abiertas en la investigación que dirige el Juzgado de Instrucción número 2 de O Porriño. No obstante, es un asunto que genera controversia. Mientras que una fuente consultada cree que es un asunto que hay que valorar, otra asegura que la vía secundaria de O Porriñoera muy utilizada y no tenía ese problema. Y atribuye la no detección del tren la víspera del accidente a una complicación puntual que no se reprodujo.

La falta de mantenimiento de las vías secundarias fue denunciado en varios comunicados del Sindicato de Circulación Ferroviario (SCF). En uno de ellos se aseguraba lo siguiente: «Pese a que los trabajadores de circulación ponemos todo nuestro empeño en cumplir las normas para garantizar la seguridad, los circuitos de vía con deficiencias no solo dejan de cumplir su función como instalación de seguridad, sino que propician el error humano al falsear u ocultar informaciones fundamentales». En otro comunicado, también posterior al accidente de Hernani, el SCF denunció las deficiencias en el shuntado en determinados circuitos de agujas y vía, en referencia al proceso por el que las ruedas metálicas cortocircuitan los carriles y este cortocircuito es detectado por un relé que lo transmite a la señalización.

Por otra parte, el juzgado ya ha autorizado la reparación de la vía y de dos de los coches del convoy, al tiempo que prepara las declaraciones del personal de seguridad.