20minutos.es

21 julio 2014

Un año del accidente del tren Alvia de Santiago, uno de los más graves de España

 -El descarrilamiento del Alvia que cubría la ruta Madrid-Ferrol el 24 de julio de 2013 dejó 79 muertos y 140 heridos.

-La investigación judicial trata de determinar si, más allá del error humano, las medidas de seguridad eran las adecuadas.

Accidente de tren en Santiago de Compostela

   Los servicios de emergencia trabajan junto a las vías tras el accidente del tren Alvia que cubría la ruta entre Madrid y Ferrol y que descarriló cuando ya estaba muy cerca de Santiago de Compostela. (Salvador Sas/ EFE) Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2196090/0/accidente-tren-alvia/aniversario/santiago/#xtor=AD-15&xts=467263

 

Santiago de Compostela está a punto de afrontar el primer aniversario del accidente de tren que el 24 de julio de 2013 dejó 79 muertos y más de 140 heridos, el tercer peor accidente del ferrocarril español desde que se tiene constancia. El tren, un Alvia Serie 730 (híbrido) que cubría la ruta Madrid-Chamartín-Ferrol, había salido a las 15.00 horas de Madrid. Descarrilaba horas después, sobre las 20.40, justo antes de la conocida como curva de A Grandeira, extremadamente cerrada y perteneciente al barrio de Angrois, a unos tres kilómetros de la estación ferroviaria de la capital gallega. A bordo viajaban 210 pasajeros y cuatro tripulantes.

El convoy lo componían 13 vagones: ocho de viajeros, uno de cafetería y cuatro locomotoras. La fuerza con la que el tren descarriló fue tan brutal que unos vagones quedaron a un lado del puente y los otros al otro lado. Uno de ellos voló a 15 metros de la vía, sobre un talud a cinco metros de altura.

Los vecinos del barrio compostelano de Angrois fueron los primeros e improvisados equipos de rescate que acudieron en auxilio de los accidentados. Su labor de ese día ha sido ampliamente reconocida, aunque hoy, un año después, ellos solo quieren pasar página y ceden el título de héroes a las víctimas. Tras ellos, un amplio despliegue de servicios de emergencia se desplazó al lugar rápidamente. La capital gallega vivía los prolegómenos de su fiesta grande, la de su patrón, y el hecho de que hubiera más policía y ambulancias preparadas facilitó la atención rápida a los heridos. Los actos programados para celebrar el Día de Galicia fueron suspendidos de inmediato en señal de duelo.

Días después, la información de las cajas negras reveló que, instantes antes del accidente, el maquinista, que resultó herido leve, había recibido una llamada de carácter corporativo por parte del interventor del tren, que iba a bordo. Cuando intentó frenar ya era demasiado tarde. El convoy redujo, de velocidades inmediatamente anteriores entre 195 y 192 km/h, a velocidades en la curva del siniestro entre 184 y 153 km/h, cuando en ese tramo estaba limitada a un máximo de 80 km/h.

De hecho, el exceso de velocidad es una de las hipótesis sobre las causas del accidente. Hoy, casi un año después, la investigación judicial trata de determinar si, más allá del error humano, las medidas de seguridad eran las adecuadas. Además del maquinista, al que se imputan 79 delitos de homicidio imprudente, hay 12 miembros de la cúpula de Adif en el momento del siniestro también imputados. La Audiencia Provincial de A Coruña debe pronunciarse en los próximos días sobre el recurso que estos han interpuesto contra su imputación. Las víctimas, por su parte, reclaman justicia y una comisión de investigación independiente.

Larga distancia, no alta velocidad

La vía, nueva, estaba adaptada a la alta velocidad, pero no el sistema de señalización. El siniestro tuvo lugaren la curva más cerrada del recién renovado trayecto entre Santiago y Ourense, reformado para acoger la alta velocidad. No obstante, el presidente de Renfe, Julio González Pomar, se apresuró a aclarar en su día que no se trató de "un accidente de alta velocidad". El tren Alvia, serie 730, un híbrido con tracción diésel y eléctrica, era un modelo Talgo 250 dual. Este tren circula actualmente solo en España y no se ha exportado a ningún país. La razón está en que se fabricó para adaptarlo de forma específica a las características de las vías por las que tendría que transitar.

Está categorizado como de "alta velocidad" por Talgo, pero para Renfe es un "Larga Distancia", distinto de los trenes AVE, los que popularmente se conocen como de alta velocidad. Su velocidad máxima comercial está entre los 220 y los 250 kilómetros por hora, mientras que el AVE puede alcanzar una velocidad máxima comercial de 350 km/h.

 
 

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