lne.es

3 mayo 2013

Un argayo sepulta la Transcantábrica

El desprendimiento de tierra causa siete kilómetros de retención al colapsar los carriles en dirección a Gijón a la altura de Colunga - Un maquinista de Feve sufre varias fracturas al descarrilar el convoy que conducía por una avalancha de tierra en la línea Pravia-San Esteban

03.05.2013 | 07:59

Lucas BLANCO (Colunga), M. J. IGLESIAS (Oviedo) y L. Á. VEGA (Oviedo) El temporal se despidió ayer de Asturias de la peor manera posible al provocar nuevos desprendimientos en importantes vías de comunicación, que se suman a las decenas de cortes ocurridos durante uno de los inviernos más lluviosos desde que existen registros.

Un argayo dejó sepultados bajo tierra los tres carriles de la Autovía del Cantábrico en sentido a Gijón a su paso por la localidad colunguesa de Lué, provocando retenciones de más de siete kilómetros. El colapso obligó a que los vehículos tuvieran que dar la vuelta para circular en sentido contrario y mantuvo el tráfico desviado por la antigua nacional (N-632) durante cinco horas. Además, la línea de Feve entre Pravia y San Esteban (Muros de Nalón) permaneció cortada durante horas al descarrilar un convoy de la compañía por otra avalancha. El maquinista sufrió varias lesiones. El argayo que cortó la Autovía del Cantábrico se produjo en el momento en el que una pequeña pala excavadora realizaba labores de limpieza en un camino anexo a través del cual se pretendía retirar los restos provocados por un desprendimiento de menor magnitud hace unas semanas, según indicaron algunos vecinos que transitaban por la zona minutos antes. «Estaban trabajando, pero creo que fue más bien una coincidencia, pues el argayo ya se veía venir desde hace días», aseguraba por la mañana José Manuel López, de Lué.

Los servicios de emergencia indicaron que el desprendimiento no había provocado daños a ningún vehículo, a pesar de que muchos de los conductores retenidos por el incidente aseguraron haber pasado momentos de gran incertidumbre. «Estuve algo menos de una hora esperando sin saber a ciencia cierta lo que había ocurrido», declara un joven llanisco al que el corte de la carretera pilló cuando se desplazaba a Gijón.

Muchos de los afectados se detuvieron a presenciar lo ocurrido desde la nacional. Y alguno mostró alivio por haberse librado de un accidente fatal. «Suelo pasar a diario por ese sitio sobre las diez, pero hoy me retrasé un poco y por lo que veo igual hasta acerté», comentó Agustín González, también de Llanes, mientras grababa la limpieza del argayo con su teléfono móvil. En ese momento, agentes de la Guardia Civil y trabajadores de Carreteras coordinaban las labores de limpieza de la zona, que en un primer momento fueron realizadas por una pequeña pala excavadora a la que pronto se sumaron otras dos de grandes dimensiones, para intentar agilizar la retirada de las toneladas de tierra depositadas sobre un vial que los responsables de mantenimiento no saben cuándo volverá a estar apto para el tráfico. Durante horas fue necesario redistribuir la circulación por la antigua nacional, lo que atascó durante varias horas el casco urbano de Colunga, localidad a la que fueron desviados los vehículos, para luego incorporarse a la autovía en el enlace de la Venta del Pobre. A partir de la una de la tarde se habilitó el doble sentido a lo largo de kilómetro y medio en los dos carriles que no resultaron afectados. A la misma hora del argayo de la autovía, los trabajadores de Feve trataban de retirar un convoy que el día anterior había descarrilado en la línea Pravia-San Esteban, por un desprendimiento de tierra y piedras.

El tiempo mejora a partir de hoy, pero el martes entrará en la región un nuevo frente

Carlos Cepeda, el maquinista que conducía el tren, se sentía afortunado ayer, en su casa de Avilés. Su recuperación tardará meses, porque sufrió fracturas múltiples en el omóplato, y se rompió una costilla, pero por lo menos no cayó con el convoy al Nalón. «El tren no llegó a volcar, pero quedó colgado del lado del río, aguantado por unos árboles», relató. «Hace siete años sufrí otro argayo, pero no como éste. El cañonazo fue bastante guapo», añadió. Había salido de Pravia a las siete menos tres minutos con el primer tren de la mañana. A las siete y cinco estaba ya cerca de la estación de San Ranón, todavía en el concejo de Pravia. Fue entonces cuando el convoy chocó con el argayo, a la salida de una curva, cuando todavía no había amanecido. En el tren no iba ningún pasajero. Fue el propio maquinista quien avisó a los servicios de emergencia. Quedó ingresado en urgencias y recibió el alta ayer, al mediodía. A lo largo de anteayer, miércoles, y ayer, jueves, los operarios despejaron el argayo y retiraron el convoy. Feve habilitó un autobús para cubrir el trayecto cortado por el desprendimiento, que suele tener pocos viajeros.

En el municipio de Llanes el temporal provocó un hundimiento de carretera y tres argayos en Pendueles, así como otros dos en las carreteras entre Frieras y Samartín y en la zona de La Agüera-Meré. A esas incidencias se unen sendos árboles caídos en las vías entre Celorio y Porrúa y en el acceso a Purón. Aunque hoy llega el buen tiempo, que se prolongará hasta el martes, cuando entrará un nuevo frente, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), advierte del riesgo de aludes en los tres macizos por encima de 2.100 metros y riesgo limitado por debajo de esa altitud. Será especialmente peligroso realizar recorridos a pie por la alta montaña y practicar deportes invernales. La subida de temperaturas favorecerá, durante la tarde, la fusión de la nieve y la caída de pequeños aludes y coladas de fusión en laderas con orientaciones Sur y Suroeste. Si las montañas rebosan nieve, las cotas más bajas rezuman agua. La cantidad de lluvia recogida entre enero y abril en Oviedo fue de 765 litros por metro cuadrado, más del doble que en el mismo período del año pasado, que se saldó con 396.

El cuatrimestre fue el más húmedo desde 1972, según datos aportados por el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), en Asturias, Manuel Mora. Explica que la media normal de lluvia del período de referencia, que toma como base el año 1971, es de 361 litros. «Desde 1972 no se había recogido tanta lluvia en ese período, aunque éste es un dato provisional pendiente de validar», matiza. La media anual de precipitaciones en la región asciende a 972 litros por metro cuadrado. Los 765 registrados desde enero aún no alcanzan esa cantidad, considerada «normal» en un año. Como aperitivo a la mejoría ayer empezaron a ver el sol en enclaves como Avilés, donde las terrazas de la plaza de España recibieron visitantes, tras varios días casi vacías. «Si ya tenemos poca gente en general, el tiempo perjudica aún más, el turismo ha bajado mucho», indica Vanesa Hernández, que regenta un negocio familiar en la zona. «El bar es tan pequeño que la gente lo que quiere es la terraza; de hecho tenemos clientes que no aparecen en seis meses y en cambio vienen todo el verano», comenta. Dice no recordar una primavera tan mala en su vida. «Una posibilidad sería cubrir la terraza, pero la normativa municipal no lo permite, por ahora», relata. El sector agrario es otro damnificado por la climatología «invernal» de la primavera. Carlos Nuño, director técnico del Consejo Regulador de la Agricultura Ecológica, considera que el exceso de humedad afecta mas a la agricultura que a la ganadería. «No es posible plantar los cultivos hortícolas de verano, como lechugas, tomates y pimientos», Los primeros efectos se verán en la feria de la Ascensión de Oviedo, la próxima semana. «Apenas habrá productos de huerta», comenta. Lo corrobora el veterano agricultor Santiago Pérez, de Pruvia (Llanera). «El maíz debería estar sembrado y tengo la tierra encharcada, sin arar», lamenta.

Pin It