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Publicado un libro sobre la historia de la indumentaria en Renfe

"Historia y evolución del uniforme ferroviario. Imágenes para el recuerdo", un libro en el que ha participado decisivamente la Fundación de los Ferrocarriles Españoles , constituye un estudio del ferrocarril a través de un nuevo punto de vista inédito hasta ahora, el de los uniformes de sus trabajadores.

(01/12/2007)

La historia del ferrocarril, centrada fundamentalmente en su técnica y su planificación, dejó de ser hace tiempo un tema original. Su historia económica está comenzando a ser también objetivo de los investigadores, pero la historia social del ferrocarril, es decir la historia de los ferroviarios, sigue siendo un campo muy poco explorado.

 

Desde una perspectiva inédita, la de los uniformes, este libro, escrito por el doctor en historia y ferroviario adscrito al Museo Nacional del Ferrocarril, Miguel Muñoz, aborda un tema que, como señala la presidente de Renfe en el prólogo, va más allá de lo que anuncia su título, es toda una historia de los oficios ferroviarios a través de la auténtica naturaleza de la indumentaria que en cada período histórico los ha "simbolizado", con toda su carga de valores ideológicos en principio y estratégicos o comerciales en la última etapa.

 

La historia del uniforme está efectivamente escrita, pero, resulta obvio señalarlo, muy centrada en el ámbito de lo militar. Este libro es una de las primeras aportaciones al campo de las cuestiones relacionadas con los temas humanos del ferrocarril y sobre todo un libro sobre los ferroviarios.

La pretensión de sus inspiradores y del autor es hacer una contribución más, abriendo una nueva vía de investigación y análisis, al conocimiento de un medio de transporte cuyo peso en la ciencia histórica es ya más que significativo.

El tiempo de estudio abarca desde la creación de las compañías privadas, en 1848, hasta el momento presente, diferenciando del resto muy nítidamente los últimos cuatro años en los que se produce el verdadero cambio en los uniformes que hasta entonces, y durante más de 14 décadas, mantienen la misma naturaleza y estructura y el mismo discurso de comunicación de valores de imagen, orden, autoridad y regulación productiva.

La primera parte del libro, tras la introducción de la especialista en diseño y moda Margarita Riviere, hace un breve repaso histórico sobre los ferrocarriles en la cual sólo se subrayan los aspectos más relacionados con el tema central del volumen, haciendo hincapié en las coyunturas históricas que más influencia han tenido sobre la evolución ferroviaria y en la existencia de una primera etapa en la que el ferrocarril era gestionado por empresas privadas y de una segunda en la cual 10 fue y 10 es por Renfe.

 

El núcleo del análisis se inicia con las consideraciones sobre los uniformes desde un punto de vista global, buscando en ellos una comprensión general y un análisis específico de sus aspectos universales, es decir aquellos que pertenecen a los uniformes en sí mismos y a los ferroviarios en concreto.

 

De este modo el autor se acerca a los uniformes no sólo como símbolos e imágenes de la compañía, sino que los observa también a través de otras ópticas, la de elemento de relación con los usuarios y la de elemento estructurante del orden de la explotación ferroviaria, de los espacios de las estaciones y los trenes y como símbolo de seguridad, orden y regulación productiva. La última clave es la de la transmisión ideológica que tiene entre sus funciones el uniforme, al comunicar clasismo, sexismo, autoritarismo o militarismo.

 

Así se estudian los elementos que distinguen cada uno de los uniformes, símbolos de las compañías, distintivos de las categorías y servicios, formas de las gorras, tipos de tejidos, diseños de las prensa y un largo etcétera de características singularizadoras. Cada una de las categorías de ferroviarios tiene su epígrafe en el libro que repasa los uniformes y las funciones, aderezadas por citas literarias -desde Ramón Gómez de la Serna hasta Azorín, pasando por Pérez Galdós, Clarín, Mesonero Romanos, o Camilo José Cela- siempre que es posible, de los grandes bloques de profesiones ferroviarias. Esos diez grandes bloques se abren con el personal de estaciones, inspectores, agentes y factores, guardagujas, guardesas, guardabarreras, informadores, vigilantes, jefes de estación y mozos, y continúa con el personal de tren, maquinistas, fogoneros, conductores, jefes de tren, mozos, fogoneros e interventores. El personal comercial y el de maniobras y clasificación, capataces y subcapataces, y mozos conforman los dos siguientes epígrafes que dan paso al personal de mantenimiento y vigilancia de vía, sobrestantes, capataces, guardas, obreros, cabo de guardias, guardavías y capataces y obreros de brigada. El repaso de los empleos ferroviarios a través de los uniformes continúa con el personal de mantenimiento de material rodante, visitadores, guarnicioneros, engrasadores, lampareros y especialistas diversos, el de electrificación y el personal subalterno como conserjes, ordenanzas, porteros, serenos, encargados de garaje y conductores. Los dos últimos epígrafes se refieren al personal de seguridad y al personal con uniformidad singular, en el que se incluyen las azafatas, los repartidores, los avisadores, el personal de talleres, las trabajadoras de oficina y los trabajadores de limpieza. Dos capítulos más cierran el libro, uno, dedicado a la última vuelta de tuerca en la historia del uniforme, su puesta al servicio de la imagen mediante los uniformes que a partir de 1989 se crean para Estaciones, Cercanias y Alta Velocidad, que constituyen el gran cambio hacia conceptos como diseño, servicio, calidad o identificación, y otro final que actúa de visión de conjunto y a modo de epílogo.

El libro, que mantiene el equilibrio entre su parte literaria y su parte gráfica, cuenta con 250 fotografías obtenidas de los fondos del Museo Nacional del Ferrocarril, del Gire y del Patrimonio Nacional, así como del archivo de Vía Libre y otras de nuevo cuño realizadas por José Manuel Luna el fotógrafo de la revista. Por último, las imágenes del libro se completan con 45 dibujos de Adolfo Mendoza, que cada mes firma el "apunte", de la última página de Vía Libre.