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3 enero 2019

RICARDO MELLA CEA

 

 

 


Retrato del Director-gerente de los tranvías de Vigo y destacado anarquista, Ricardo Mella Cea
 
Sin duda alguna, Ricardo Mella Cea es uno de los personajes más singulares de la historia del ferrocarril español. En su figura se combinaban dos facetas que, en principio, pueden resultar sorprendentemente contradictorias. Por una parte, fue un destacado ideólogo del movimiento libertario; intelectual, escritor y activista, considerado como el teórico más brillante del anarquismo español. Por otra, director de una gran empresa, la de los tranvías de Vigo.
 
Ricardo Mella vino al mundo en el corazón de Vigo, en la calle de Gamboa. Hijo de un militante del partido Republicano Federal, sus progenitores le transmitieron desde su infancia los valores e ideales del republicanismo democrático. Con tan solo 16 años se afilió a dicho partido, del que se convirtió en secretario de la agrupación local y en el que destacó en la defensa de un régimen autonómico para Galicia.
 
En su adolescencia trabajó en una agencia marítima en Vigo, ciudad que en aquellos años estaba viviendo un rápido proceso de transformación como ciudad portuaria, comercial e industrial, lo que no impidió que también se convirtiera en la puerta de salida de muchos gallegos forzados a emigrar ante las graves carencias de la economía gallega de la época, con las consecuencias sociales que ello implicaba, lo que generó una honda concienciación en el joven Ricardo Mella. En consecuencia, sus postulados políticos se radicalizaron y comenzó a colaborar con el periódico La Verdad, portavoz del ala más radical del republicanismo.
 
Con apenas 20 años fundó en Vigo La Propaganda, publicación federalista y obrerista, que le permitió contactar con otros líderes sindicales de la época, entre los que cabe destacar el anarquista madrileño Juan Serrano Oteiza. Un año más tarde se vio obligado a trasladar su residencia a la capital española, tras ser condenado a cuatro años y tres meses de destierro, después de ser denunciado por injurias por un conocido cacique local.
 
En su destierro madrileño, Ricardo Mella contrajo matrimonio con una de las hijas de Juan Serrano y, en 1884, tradujo al castellano el libro Dios y el Estado de Bakunin. Asimismo, colaboró intensamente con diversas publicaciones del movimiento anarquista como La Revista Social, Acracia o El Productor, mientras que, siguiendo el consejo de su suegro, estudiaba la carrera de topografía. Una vez concluida la carrera obtuvo por oposición una plaza en el ministerio de Fomento en Sevilla, lo que le permitió conocer los activos ambientes libertarios de Andalucía.
 
En 1895 Ricardo Mella regresó a su ciudad natal, donde compaginó su trabajo de topógrafo en el tendido de nuevas vías férreas, con su activa colaboración con los movimientos anarquistas, con una gran labor divulgativa, sobre todo entre el campesinado. En 1900 participó en el Congreso Revolucionario Internacional de París y poco después, consecuencia de su trabajo como topógrafo, se trasladó a Asturias, región en la que permaneció hasta 1909.
 
Tras su regreso a Vigo en 1910, Ricardo Mella continuó colaborando con el movimiento anarquista y publicando en revistas como Acción Libertaria y El Libertario. Un año más tarde, gracias a su merecida reputación como topógrafo, fue contratado por TEVCA como director técnico de la empresa, desarrollando una labor fundamental en el estudio del trazado de la nueva red tranviaria y la dirección de las obras. Una vez en servicio las primeras líneas y en reconocimiento al gran trabajo realizado, la compañía le nombró Director-Gerente, cargo que ostentaría hasta su muerte, el 7 de agosto de 1925. Su entierro se convirtió en una gran manifestación de duelo popular: todos los tranvías pararon y más de 6.000 vigueses asistieron al cortejo fúnebre.
 
Ricardo Mella escribió más de treinta ensayos. Algunas de sus obras recibieron el reconocimiento internacional y fueron traducidas al italiano, holandés, portugués, inglés y francés.
 
Tras su muerte, una de las avenidas más importantes de Vigo recibió el nombre de Ricardo Mella, vía que durante el franquismo fue rebautizada como Avenida de la Florida. Con la recuperación de la democracia, se dio su nombre a la carretera que, en la actualidad, ocupa el antiguo trazado del ferrocarril de Vigo a La Ramallosa.