Categoría: Curiosidades
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TRENEANDO

La comarca de Baza reclama su tren

 
 
 
 
 
 
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La España vaciada tiene mucho que ver con el ferrocarril. Durante el siglo XIX y buena parte del XX, el tren sirvió para vertebrar el país y llevar el progreso al último rincón del territorio peninsular. Pero con la desaparición del ferrocarril y el cierre de líneas en 1985, con más 900 kilómetros clausurados, comenzó el declive y la pérdida de población de muchas comarcas españolas.

Se cumplen ahora 12.500 quinientos días (416 meses, más de 34 años) desde el cierre de la línea férrea Guadix Baza Almanzora Lorca, lo que convierte al sureste peninsular en el mayor agujero negro en infraestructuras de todo el país. Por eso la Asociación Amigos del Ferrocarril Comarca de Baza aprovechó su estancia del pasado fin de semana de Madrid (donde fue uno de los colectivos organizadores en la Revuelta de la España Vaciada) para dejar un escrito de denuncia en el Ministerio de Fomento.

Desde este colectivo ferroviario se ha insistido ante el presidente del Gobierno, el ministro de Fomento y los responsables de la cartera, que esta situación es una vergüenza, máxime cuando los distintos informes técnicos y socioeconómicos avalan la viabilidad de la reapertura de la línea, su carácter imprescindible para vertebrar esta zona sur-este-central, e incluso su rentabilidad a medio plazo. Además, ha reprochado al ministro José Luis Ábalos Meco que no haya cumplido el compromiso que les hizo en el mes de septiembre, en la Subdelegación del Gobierno de Granada, de iniciar de inmediato la licitación y adjudicación del preceptivo Estudio Informativo de reapertura, así como el aumento hasta 1,6 millones de la partida existente en los PGE2018 para dicho fin.

Aquellos 900 kilómetros que dejaron de ver pasar trenes mantuvieron, sin embargo, sus carriles. Esa situación se mantiene en la actualidad en muchos de esos tramos. El acuerdo del Consejo de Ministros garantizaba el mantenimiento de la superestructura ferroviaria en función de su posible utilidad logística para cuestiones militares o en la deseable previsión de una posible reapertura al tráfico ferroviario si las condiciones socioeconómicas que motivaron los cierres cambiaran de tal manera que, de nuevo, fuera posible reabrirla. Lamentablemente, lejos de suceder aquello las cosas evolucionaron por un camino más oscuro.

Después de 34 años hay voces que se alzan para reparar una situación que, quizá tuvo su lógica en aquel momento, pero que nadie duda en que este cierre ayudó a vaciar esa España más rural, que pierde la conexión ferroviaria con las capitales y con ella su población. La España vaciada necesita, por tanto, del ferrocarril; al menos una parte importante quizá pudiera volver a rescatarse. ¿Será posible?