Categoría: Curiosidades
Visto: 454

lne.es

6 agosto 2018

Pasajeros al tren de vapor

El Museo del Ferrocarril supera los 7.000 visitantes en julio, el mejor mes desde su apertura

manel hernández 05.08.2018 | 01:40

Alejandro Vega, con sombrero de maquinista, junto a su tía abuela, en el Museo del Ferrocarril.
Alejandro Vega, con sombrero de maquinista, junto a su tía abuela, en el Museo del Ferrocarril. ÁNGEL GONZÁLEZ

El museo del Ferrocarril está de enhorabuena. "Este mes de julio es el que más visitantes hemos tenido desde que se abrió el museo, con cerca de 7.000 personas", desvela Javier Fernández, director del Museo del Ferrocarril de Gijón. Un espacio que, como es costumbre cada verano, vivió otro de los llamados "sábados de vapor". La actividad consiguió reunir en la instalación a un gran número de familias dispuestas a pasar la mañana conociendo, más a fondo, la historia de este vehículo en España.

Este evento consigue ser "muy importante dentro de la oferta turística que tiene la ciudad", señala Fernández mientras observa uno de los vagones llenos de visitantes. Atracción que lleva un total de cinco ediciones, y que enseña a todo el que se acerca a este rincón de la ciudad "la sensación de viajar en los trenes del siglo XIX", apunta Fernández mientras señala un modelo belga fabricado en madera y que data de 1891. Es el más longevo de España en servicio. Pese a que el viaje se realiza dentro de la propiedad del museo, la actividad permite recrear a la perfección cómo se vivía un viaje en ferrocarril en aquella época, mostrando incluso a los más pequeños cómo se carga la caldera con carbón para dar potencia a la maquinaria.

Esta tradición se lleva realizando desde octubre de 1998, momento que el museo abrió sus puertas, por las que, desde entonces, han pasado "casi un millón de personas, y unas quince o veinte veces al año se encienden estas locomotoras originales y auténticas", explica Fernández. Además, la oferta no se queda únicamente ahí en cuanto a este tipo de vehículos, porque el espacio cuenta con "una colección de 130 vehículos, de las cuales 30 son locomotoras a vapor, y de esas cinco se encuentran en funcionamiento y perfectamente restauradas", señala Fernández.

Los trenes de vapor fueron el plato principal de la mañana de ayer, atrayendo a grandes y pequeños llegados desde distintos puntos de la geografía española. Este último es el caso de la familia Moraz-Iglesias, unos zaragozanos llegados a Gijón por unos días, y que decidieron asistir al Museo del Ferrocarril. "Veníamos con los chicos y creíamos que podía ser interesante. Además, nos habíamos enterado de la actividad 'los sábados de vapor', y por eso hemos venido hoy", apuntaba Ana Iglesias, la madre de la familia, sobre una experiencia que parecía dejarles satisfechos, puesto que reconocía "que en pocos museos se puede ver esto".

Otro de los viajeros que se subieron al tren fue el pequeño Alejandro Vega, quien, con sólo cuatro años de edad, visitaba el lugar junto a su tía abuela. Las instalaciones, pese a su corta edad, no eran nuevas para él, ya que como reconocía su acompañante "ya lo ha visto muchas veces". Pasión por los trenes que quedaba plasmada en el sombrero de ferroviario que llevaba en la cabeza, y que se lo había hecho "una amiga de mis padres", reconocía sin dejar de mirar cuando podía al tren que tenía tras de sí.

Sin embargo, el recorrido no termina en las vías ferroviarias, sino que, a lo largo del recinto, el visitante se encuentra con paredes marcadas con líneas temporales con datos curiosos, una maqueta de tren que es la más grande de España, un mapa de las líneas de Asturias o una sala de actividades donde se proyectan películas relacionadas con este medio de transporte. Esta última, proyectaba ayer una producción propia sobre las mujeres de este sector, ya que tal como explica Javier Fernández "desde las investigaciones que llevamos tiempo haciendo en el museo, hemos descubierto que la mujer tuvo gran protagonismo. El problema de la mujer en los trabajos, no tanto es que no trabaje, sino que se le hace invisible porque se les consideraba trabajadoras de segunda o tercera categoría".

Los trenes de vapor se han convertido en uno de los lugares más potentes del verano gijonés, y así lo demuestra la afluencia de gente que se acerca para disfrutar de "los sábados de vapor". Montar en un tren clásico, y conocer un importante número de datos y curiosidades, son los ingredientes que consiguen dejar a los más pequeños embobados, y a los más grandes satisfechos con la visita a un Museo del Ferrocarril que no aminora la marcha con los años.