Categoría: LOS ACCIDENTES FERROVIARIOS
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27 septiembre 2018

Asturias

El séptimo descarrilamiento de Feve en diez meses acaba con la paciencia de los viajeros

El séptimo descarrilamiento de Feve en diez meses acaba con la paciencia de los viajeros
Civia de Renfe cuyo pantógrafo se enganchó con la catenaria tras salir de la estación de Los Campos. / MARIETA

A esta salida de vía en Muros de Nalón se unió el corte del Villabona-Avilés por un problema eléctrico en un tramo pendiente de mejora desde diciembre

RAMÓN MUÑIZ GIJÓN. Miércoles, 26 septiembre 2018, 08:47
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Mañana de infarto para los operarios encargados de la red de cercanías en Asturias. Dos incidencias mantuvieron cortado el tráfico ferroviario en parte de la red de ancho métrico (la asociada a la extinta Feve) y la convencional. Para minimizar perjuicios Renfe se vio obligada a contratar de urgencia varios autobuses. Las averías se unen a la larga serie de problemas de cancelaciones, falta de repuestos, maquinistas e inversión en infraestructuras. El Plan de Cercanías anunciado en diciembre pasado, dotado con más de 600 millones, se diseñó para zanjar la deriva, pero sindicatos y usuarios aseguran que nada ha cambiado desde entonces, lo que ha colmado su paciencia. En ambos frentes se empieza a hablar abiertamente de preparar movilizaciones.

El primer problema se registró en realidad el lunes, en la línea costera de ancho convencional, cuando un servicio regional procedente de Ferrol vio descarrilar su vagón intermedio a la altura de Muros de Nalón. En la unidad iban solo un pasajero y un maquinista, resultando ambos ilesos. La vía quedó interceptada, no pudiendo utilizarse para el tráfico ferroviario hasta cerca de las dos de la tarde de ayer.

Se trata del séptimo descarrilamiento que registra el ancho métrico asturiano desde el pasado 30 de noviembre. La pericia de los maquinistas y las reducciones de velocidad impuestas allí donde se sabe que la vía está en mal estado han propiciado que todas estas incidencias se libren sin heridos de consideración. El efecto colateral es que el goteo está pasando inadvertido para organismos como la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios, que solo interviene de oficio cuando los incidentes pasan de determinado volumen de daños materiales y heridos o cuando la gravedad del mismo lleva a Renfe a solicitar su auditoría.

El sistema ferroviario está sometido a una serie de consignas y reglamentos específicamente diseñados para minimizar riesgos y evitar la frecuencia de este tipo de accidentes. Revisar el historial de los descarrilamientos retrata los males que aquejan a la red asturiana. La racha comenzó el 30 de noviembre pasado, al desplomarse un talud en El Entrego, lo que empujó a un servicio de pasajeros fuera de la vía. Las labores de pretratamiento y conservación deberían evitar este tipo de situaciones. Parecido ocurre con lo sucedido en enero; otro cercanías descarriló entre Trubia y Grado al chocar con unas vacas, mientras en Parres otra unidad saltó de las vías en la salida de un túnel. En marzo fue otro argayo el que descargó toneladas de tierra y rocas para desplazar a un convoy de pasajeros, en Arriondas. En julio fue un cercanías el que abandonó las vías, de nuevo en El Entrego. En agosto el turno le tocó a un mercancías que llevaba bobinas a la altura de Rianes (Siero). El percance del lunes tiene extrañado a los ferroviarios, porque el tren no pasaba por ninguna aguja y el primer coche no se desvió de la ruta. «O el problema estaba en el coche, o lo sufrió la propia vía», apuntan.

Los incidentes no se limitaron al ancho métrico. En el convencional el servicio Avilés-Oviedo de las 8.15 de la mañana sufrió un enganchón de su pantógrafo con la catenaria, al salir de Los Campos, lo que terminó cortando el suministro eléctrico en la zona. Los operarios de Adif no lograron restablecer la alimentación hasta cerca de las dos de la tarde, lo que afectó a quince frecuencias de cercanías, que tuvieron que completar parte del trayecto en autobús. Se da la circunstancia de que la debilidad del suministro eléctrico en la zona es una de las carencias recogidas en el Plan de Cercanías presentado en diciembre. La programación incluía una partida de 5,37 millones para aumentar la potencia en el tramo Nubledo-Villabona y atajar «las pérdidas de tensión», instalar un segundo grupo en las subestaciones de Villabona (además de Soto del Rey y Veriña), compensar la catenaria en Nubledo-Avilés y reforzar otras instalaciones del sistema eléctrico en la zona.

Flota más envejecida

Preguntados los sindicatos y las organizaciones de viajeros, todos coinciden en que desde su presentación en diciembre «ninguna de las mejoras anunciadas se han producido». En SOS Tren agregan que «la situación es incluso peor, porque en diciembre la flota de Feve estaba ya muy envejecida y al no comprarse nuevas unidades ahora están en todavía peor estado».

«El Plan de Cercanías no debe ser objeto de nuevo estudio o debate, con él solo queda ejecutarlo», insta Luis Blanco, presidente del comité de empresa. Sus palabras aluden al anuncio realizado la semana pasada por el secretario general de Infraestructuras del ministerio, José Javier Izquierdo, sobre la próxima contratación de un nuevo estudio informativo sobre la cuestión. «Ni esto, ni el plan de vías, ni el soterramiento de Langreo admiten más demoras porque cuando no es un problema es otro», abunda el representante de UGT.

«La situación de Asturias es calamitosa, pero también la de Granada, Jaén, Extremadura, Almería o Murcia», contextualiza Juan Carlos Lora, desde CC OO. «Nos falla la planificación, este decir uno que invierte y venir otro y repensárselo; es urgente renovar la flota de Feve y apostar por el personal que puede mantener un servicio fiable», reclama.